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jueves, 10 de julio de 2014

Carta a mi hijo en el día de su graduación

4 de Diciembre de 2009
Hola Hijo:
Te debía una carta, una carta que me reprocharás siempre, aun no habiendo sido responsable de esa falta.
Por eso, te escribo esta. No solo para compensar aquella que no pudiste leer en ese momento, sino porque siento la necesidad de expresarte cuanto te quiero y cuanto te admiro excepto…cuando. Tienes esas actitudes de berrinches caprichosos, pero los entiendo. Sé muy bien que el camino del adolescente es difícil de transitar. Lo sé porque lo he recorrido. También es difícil la labor de ser madre. He visto caer algunas estrellas del cielo, y quebrarse muchos bastones en los cuales uno confiaba, para poderse sostener.
Me equivoqué mucho en la vida y seguramente me habré equivocado muchas veces con contigo, habrás sentido que no todas las veces fui justa o no me comporté como tu hubieses querido, pero daría no solo lo que tengo materialmente, sino hasta mi propia vida por ti.
Espero se te cumplan todos tus sueños, pues esos serán mis sueños, que logres todas tus metas porque serán las mías. Que haya otro día o muchos más para recibir medallas.
Se en esta vida lo que quieras ser, pues recuerda siempre que “El hombre es su medida” Si piensas en grande, serás grande y si grabas en tu mente “yo puedo” tu podrás. Nada es grande si no es bueno y nada es verdadero sino es permanente.
Como les pedí a tus hermanos el día que se recibieron, no seas un mediocre. Recordaras que la definición de mediocridad, es el atributo de los pusilánimes que no aspiran ni remotamente a ser los mejores en su medio. Los mediocres son como los cobardes, siempre encuentran pretextos para evadir sus responsabilidades. No eres, ni cobarde ni irresponsable, por lo tanto la puerta que se te abre en esta etapa de tu vida te muestra el camino a tu destino. Depende de ti como lo transites, pero cada paso que des, que sea con una pisada fuerte y segura, con la plena confianza que estaré a tu lado siguiendo tus huellas y que esas huellas serán las que dejarás a tus hijos. Así como aquella vez, que te presentaron tu sueño en la tele, con un slogan que decía “Un sueño que dejará huellas”!
Aprende con ganas los buenos ejemplos ajenos, escucha a los demás con atención cuando se hable de sabiduría, dicha humana, generosidad, libertad, virtud, necesidad, pero siempre atento, porque como dice el refrán no todas las nubes llevan agua. Hay quienes creen saber un tema porque hablan de él, pero no siempre es así, no se tienen las cosas por poder hablar de ellas, las palabras sólo son palabras, así que ten cuidado cuando surjan hábil y ligeramente, pues como alguna vez leí por ahí, los caballos cuyos carros están cargados, avanzan con pasos lentos, claro que no soy la más indicada para dar este consejo, yo que soy siempre tan arrebatada para hablar. Tal vez por eso mismo de ser irreflexiva y meter la pata tan naturalmente, te pido a ti reflexión. .
Hijo del alma, de más está decirte que alabaré tus éxitos y sufriré si en algo fracasas, pero seré siempre cómplice en ambos casos, tanto en lo bueno como en lo malo seré tu incondicional. Tus responsabilidades serán mayores, por esa razón deberás reflexionar antes de actuar, deberás también medir la consecuencia de tus actos, aprenderás que se puede ser valiente sin arriesgar inútilmente la vida, que no serás menos hombre porque llores, que vale más la pena ganarse el respeto de un enemigo que la adulación de un amigo, que se puede ser justo sin ser implacable, discreto sin ser retraído y aprenderás que no estás solo en este mundo, que eres parte importantísima de él y de tu familia, la que te apoyará incondicionalmente en todo y para siempre.
Podría seguir escribiendo ¿Pero que más podría decirte que ya no te haya dicho?
Seguiría embrollándome en una madeja de palabras, terminaría repitiendo frases trilladas y omitiría otras estrujadas en mi corazón. Solo me resta pedirte que, aun cuando ya no tengas el pelo largo, hayas abandonado tus rebeldías de adolescente y la onda metalera y seas ese profesional que quieres ser, no dejes de abrazarme y mimarme como lo haces hoy.

Simplemente como cierre, algo que nunca está de más repetir: Te amo. Mamá

Tomado de: http://roviglione.wordpress.com/2010/05/28/carta-a-pablo-en-el-dia-de-su-graduacion/